El exponer o publicar obra viene de la mano del desapego. Al entregarla al público deja de ser mía. Yo ya dije lo que tenía que decir en mis imágenes, mientras las creaba. Ahora, toman otra dimensión, la del público. La del espejo… La energía de estas imágenes ya no es solo la mía y de las personas que trabajaron conmigo. Ahora ellas llevan su propia energía y hablan por si solas. Se funden con el espectador. Tienen su propia vida más allá de mi.
Ayer entregué una obra que va a habitar en la casa de unos amigos. Yo había escogido quedarme con esa obra para mi. Nunca es lo que uno planifica, el flujo de la vida es lo que es, al igual que el flujo de la creación y de la entrega. Me podría comparar con La Generosidad (arriba) de la serie Egos. No por que yo sea generosa o no. Es la obra la que decide. La obra que entregué escogió a mis amigos y no a mi. Qué maravilla!
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